Clínica médica y Oncología

 

Autor: Pablo Francisco Parenti MD PhD

Doctor Parenti

Atención clínica en oncología

La atención clínica del paciente oncológico se desarrolla en dos escenarios principales: uno en el que el diagnóstico de la neoplasia ya ha sido confirmado, y otro en el que se sospecha la presencia de un proceso neoplásico, ya sea por la presentación de un cuadro clínico sugestivo o por la identificación de factores de riesgo predisponentes. Este contexto clínico está siempre matizado por el profundo impacto emocional y simbólico que conlleva el término "cáncer", el cual puede influir en la percepción y el manejo del paciente en oncología requiere la confección de una lista categorizada de problemas, obtenida a partir de una historia clínica exhaustiva y detallada. Esta lista permite estructurar un plan de tratamiento integral, asegurando que todos los aspectos relevantes del caso clínico sean abordados sin omitir elementos cruciales .

Manejo Clínico del Paciente con Diagnóstico Neoplásico

El manejo clínico de un paciente con diagnóstico de neoplasia se centra en varios ejes fundamentales: el manejo de los síntomas derivados del tumor primario, los efectos secundarios del tratamiento oncológico, el tratamiento de soporte y paliativo, y la gestión de las comorbilidades presentes. Este enfoque multidisciplinario es esencial para optimizar la calidad de vida del paciente y maximizar los resultados terapéuticos.

  1. Manejo de los Síntomas del Tumor Primario: Los síntomas relacionados con la neoplasia dependen de la naturaleza del tumor, su localización anatómica y el estadio de la enfermedad. Por ejemplo, un tumor en el pulmón puede presentar síntomas respiratorios como disnea o hemoptisis, mientras que un tumor cerebral puede manifestarse con cefalea o déficits neurológicos focales. La evaluación del estado general del paciente, incluyendo su capacidad funcional y el impacto en su calidad de vida, es crucial para orientar las decisiones terapéuticas .

  2. Efectos Secundarios del Tratamiento Oncológico: El tratamiento del cáncer, que incluye modalidades como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, puede generar una serie de efectos adversos que requieren un manejo clínico cuidadoso. Estos efectos pueden ser agudos, como náuseas, vómitos, y mielosupresión, o crónicos, como la neuropatía periférica inducida por quimioterapia. La identificación temprana y el tratamiento adecuado de estos efectos secundarios son fundamentales para mejorar la tolerancia al tratamiento y prevenir complicaciones graves .

  3. Tratamiento de Soporte y Paliativo: El tratamiento de soporte tiene como objetivo manejar los síntomas asociados con el cáncer y su tratamiento, mejorando así la calidad de vida del paciente. Esto incluye el manejo del dolor, la atención nutricional, el soporte psicológico y el tratamiento de síntomas como la fatiga y la caquexia. En casos avanzados, el manejo paliativo se convierte en el enfoque principal, priorizando el alivio de los síntomas y el confort del paciente, respetando sus deseos y calidad de vida .

  4. Manejo de las Comorbilidades: Es común que los pacientes oncológicos presenten comorbilidades que pueden complicar el manejo clínico de la neoplasia. Estas comorbilidades, como la diabetes, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares, requieren un manejo integral y coordinado, adaptando los tratamientos oncológicos para minimizar riesgos y evitar interacciones medicamentosas adversas .

El enfoque clínico en oncología debe ser integral, dinámico y adaptado a las necesidades individuales del paciente, considerando no solo el control del cáncer sino también la calidad de vida y el manejo de las comorbilidades.

Referencias

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Caso Clínico: Manejo Integral de un Paciente con Carcinoma de Lengua


Paciente: Hombre de 60 años, con diagnóstico de carcinoma de lengua, en tratamiento con quimioterapia. Presenta dolor en la zona de la lesión, dificultad para la deglución (disfagia) y en la fonación. Comorbilidades relevantes incluyen diabetes mellitus con antecedente de amputación infrapatelar del miembro inferior izquierdo, tabaquismo activo y mal estado de las piezas dentarias.


Descripción Clínica del Caso


El paciente presenta una lesión ulcerosa localizada en la base de la lengua, la cual se caracteriza por su dolor, debido a la alta sensibilidad de la zona afectada, y por la interferencia con funciones esenciales como la deglución y el habla. Dado que la lesión se encuentra en un estadio incipiente y está limitada localmente, el estado general del paciente no está gravemente comprometido en este momento. Sin embargo, las comorbilidades, como la diabetes y el tabaquismo, así como el mal estado bucal, aumentan la complejidad del manejo clínico y pueden influir en la progresión del cáncer y en la respuesta al tratamiento .


Evaluación y Manejo del Caso


1. Evaluación del Estado General y de las Comorbilidades:

   - Diabetes Mellitus: La diabetes del paciente, especialmente con antecedentes de amputación, indica un control glucémico subóptimo. El manejo glicémico es crucial, dado que la hiperglucemia puede comprometer la cicatrización y aumentar el riesgo de infecciones postoperatorias, así como disminuir la efectividad del tratamiento oncológico. Se recomienda la intensificación del control de la diabetes, con ajustes en la medicación antidiabética y monitorización regular de la glucemia .

   - Tabaquismo: El tabaquismo es un factor de riesgo significativo tanto para la progresión del cáncer como para la complicación de su tratamiento. El cese del tabaco debe ser una prioridad en el plan de manejo, utilizando intervenciones farmacológicas (como terapia de reemplazo de nicotina o bupropión) y apoyo psicológico .

   - Estado Bucal: El mal estado de las piezas dentarias no solo puede contribuir al dolor y la dificultad en la deglución, sino que también puede ser un foco de infección. Se requiere una evaluación odontológica urgente para realizar los tratamientos dentales necesarios antes de continuar con la quimioterapia .


2. Manejo de los Síntomas y Tratamiento Específico:

   - Dolor: El dolor en la base de la lengua debe ser manejado de forma agresiva para mejorar la calidad de vida del paciente y permitirle mantener una ingesta adecuada. Se recomienda el uso de analgésicos, incluyendo opioides si es necesario, con una titulación cuidadosa para equilibrar el alivio del dolor y los efectos secundarios.

   - Dificultad en la deglución y nutrición: Debido a la disfagia, es esencial asegurar un aporte nutricional adecuado. Dado el mal estado bucal y la probable intolerancia a la alimentación oral, se debe considerar la colocación de una gastrostomía para la alimentación enteral. Esta intervención permitirá mantener el estado nutricional del paciente, crucial para su capacidad de soportar la quimioterapia .

   - Quimioterapia: Continuar con el régimen de quimioterapia indicado, monitorizando de cerca los efectos secundarios y ajustando las dosis según sea necesario en función del estado general del paciente y su respuesta al tratamiento.

   - Psicoterapia y Tratamiento Antidepresivo: El impacto psicológico del carcinoma de lengua, especialmente considerando la visibilidad de la lesión y la afectación del habla, puede ser significativo. El paciente podría beneficiarse de una evaluación psiquiátrica para determinar la necesidad de antidepresivos y de psicoterapia para apoyar su salud mental y emocional durante el tratamiento .


3. Intervenciones Multidisciplinarias:

   - Odontología: Tratamiento dental urgente para evitar complicaciones infecciosas y mejorar el manejo del dolor bucal.

   - Endocrinología: Manejo de la diabetes en coordinación con el equipo de oncología.

   - Terapia Nutricional: Asesoramiento dietético y planificación de la alimentación por gastrostomía.


Conclusión


El manejo clínico de este paciente con carcinoma de lengua es un ejemplo claro de la necesidad de un enfoque integral y multidisciplinario en oncología. La complejidad del caso, dada por la combinación de la neoplasia con comorbilidades significativas y factores de riesgo modificables, requiere una coordinación estrecha entre los diferentes especialistas para optimizar los resultados del tratamiento y mantener la calidad de vida del paciente.


Referencias


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Caso Clínico: Mujer de 80 años con Cáncer de Mama Avanzado y Metástasis Óseas


Paciente: Mujer de 80 años, con cáncer de mama avanzado con metástasis óseas, receptor hormonal (RH) positivo y HER2 negativo. Actualmente en la segunda semana de tratamiento con ribociclib 600 mg diarios (esquema de 21 días) y fulvestrant 250 mg semanales. Consulta por fiebre y síntomas tipo influenza, sin hallazgos significativos en el examen físico. Como antecedentes de relevancia, presenta infecciones urinarias recurrentes y un episodio de tromboembolismo pulmonar (TEP) hace tres años, bajo tratamiento anticoagulante con heparina de bajo peso molecular (HBPM).


Evaluación del Cuadro Clínico


El cuadro clínico de esta paciente es complejo debido a la presencia de múltiples factores que influyen en su manejo. La fiebre en un paciente oncológico, especialmente en uno que recibe tratamiento con ribociclib, un inhibidor de las ciclinas dependientes de cinasa (CDK) 4/6, debe ser evaluada exhaustivamente, ya que puede ser indicativa de una infección o de un efecto adverso del tratamiento. La inmunosupresión inducida por la terapia oncológica aumenta la vulnerabilidad de la paciente a infecciones, tanto comunes como oportunistas, lo que complica la detección y el manejo del foco infeccioso .


Evaluación Diagnóstica y Laboratorial


Dado el antecedente de infecciones urinarias recurrentes y la presentación febril, es crucial realizar una serie de estudios diagnósticos:


1. Hemograma Completo: La leucopenia observada (1300 células/mm³) es un efecto adverso frecuente del tratamiento con ribociclib, que inhibe la proliferación celular al interferir con la actividad de las CDK4/6. La leucopenia, especialmente en presencia de fiebre, requiere una evaluación cuidadosa y puede justificar la suspensión temporaria del tratamiento, como se realizó en este caso, para evitar complicaciones más graves como la neutropenia febril .


2. Función Renal y Hepática: Dado que tanto el ribociclib como el fulvestrant pueden tener efectos sobre la función hepática y renal, la evaluación de estos parámetros es esencial para ajustar la dosis del tratamiento y prevenir toxicidades. 


3. Análisis de Orina y Urocultivo: La bacteriuria y leucopiocituria observadas en el laboratorio, junto con el cultivo positivo para Escherichia coli sensible a quinolonas y cefalosporinas de primera generación, confirma una infección urinaria activa. Dado el contexto clínico y el perfil de sensibilidad, se inició tratamiento con cefalotina 1 gramo cada 12 horas por una semana, lo que es adecuado para controlar la infección en este escenario.


Manejo del Tratamiento Oncológico


La decisión de suspender temporalmente el ribociclib por una semana es apropiada dado el riesgo de agravar la leucopenia y la posibilidad de que esta empeore el cuadro febril. Este enfoque permite un período de recuperación hematológica, lo cual es crítico en pacientes con cáncer avanzado bajo tratamiento inmunosupresor. El seguimiento estrecho del hemograma y de los signos de alarma es esencial para decidir la reintroducción del ribociclib o un cambio en el régimen terapéutico .


Consideración del Trombosis y la Tos


En relación con el antecedente de tromboembolismo pulmonar y la nueva presentación de tos acompañada de un incremento del diámetro de la pierna izquierda, es necesario considerar la posibilidad de un nuevo episodio de TEP o una trombosis venosa profunda (TVP), especialmente en un paciente oncológico, donde el riesgo trombótico es elevado. El edema unilateral de la extremidad y la historia de TEP aumentan la sospecha diagnóstica de una complicación tromboembólica. Es fundamental realizar estudios de imagen como un ecodoppler venoso de la pierna afectada y una tomografía computarizada de tórax con contraste para evaluar la presencia de TEP .


Conclusión


Este caso subraya la necesidad de un manejo integral y multidisciplinario en pacientes oncológicos con múltiples comorbilidades y efectos adversos derivados del tratamiento. La inmunosupresión y el riesgo tromboembólico son desafíos significativos que requieren un monitoreo estrecho y un ajuste dinámico del tratamiento para optimizar los resultados clínicos y preservar la calidad de vida del paciente.


Referencias


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Manejo clínico en Pacientes con Sospecha de Neoplasia


El diagnóstico presuntivo de cáncer en pacientes asintomáticos o con síntomas inespecíficos requiere un enfoque sistemático basado en la evaluación del riesgo, la realización de pruebas de screening apropiadas, y la investigación exhaustiva de los síntomas y hallazgos clínicos.


1. Paciente Asintomático: Screening y Factores de Riesgo


En individuos asintomáticos, la búsqueda activa de una neoplasia se basa en la prevalencia de la enfermedad, la posibilidad de intervención temprana, el género, la edad, y los factores de riesgo. Los programas de detección precoz o screening son esenciales para identificar neoplasias en etapas tempranas, cuando la intervención terapéutica puede ser más efectiva y menos invasiva.


Por ejemplo la colonofibroscopia, en personas asintomáticas sin factores de riesgo, la colonofibroscopia se recomienda como una medida de detección precoz del cáncer colorrectal. Este procedimiento es particularmente valioso en personas mayores de 50 años y hasta los 75 años, o en aquellas con una expectativa de vida superior a 10 años. La colonofibroscopia permite la detección y extirpación de pólipos adenomatosos, previniendo su progresión a cáncer invasivo. La frecuencia recomendada es cada 10 años, con la alternativa de realizar un test de sangre oculta en heces o un test inmunohistoquímico cada 2 años en caso de no realizar la colonofibroscopia .


2. Diagnóstico Presuntivo en Pacientes con Síntomas Específicos o Lesiones


El diagnóstico de una neoplasia se sospecha ante la presencia de síntomas o lesiones específicas que podrían estar asociadas a un proceso neoplásico. Estas características clínicas específicas deben ser compatibles con la presencia de cáncer o, al menos, justificar una evaluación diagnóstica exhaustiva para descartar esta posibilidad.


Ejemplo de Cuadro Clínico Específico:

En un paciente con una lesión ulcerosa en la mucosa oral, que presenta características sugestivas de malignidad (como un borde elevado, induración, o ulceración crónica), se debe sospechar la presencia de un carcinoma de células escamosas hasta que se demuestre lo contrario. El diagnóstico inicial debe incluir una biopsia de la lesión para confirmar la histología y guiar el manejo subsecuente.


3. Diagnóstico Presuntivo en Pacientes con Síntomas Inespecíficos o Síndromes


En otros casos, la sospecha de una neoplasia puede surgir a partir de síntomas o síndromes inespecíficos. Un ejemplo es el síndrome de impregnación, caracterizado por síntomas como pérdida de peso, fatiga, fiebre y sudoración nocturna, que puede ser atribuible a una variedad de patologías, incluidas neoplasias malignas.


Caso clínico:

Una mujer anciana con niveles de ferritina extremadamente elevados en ausencia de una causa obvia (como el consumo excesivo de suplementos de hierro) puede levantar sospechas de una neoplasia oculta, especialmente si otros marcadores como la VES y la PCR están alterados. En estos casos, la búsqueda diagnóstica debe incluir estudios de imagen para evaluar la presencia de tumores sólidos, seguido de procedimientos invasivos como por ejemplo la punción biopsia de médula ósea si es necesario. La imagenología avanzada, como la Tomografía por Emisión de Positrones (PET), puede ser crucial en la identificación de neoplasias que no son evidentes en estudios más básicos  .


Caso Clínico: Síndrome Ascítico Edematoso en Paciente con Antecedente Oncológico


Paciente: Hombre de 60 años con antecedente de neoplasia de laringe hace 20 años resuelto, hipertensión sin controles, y hábitos como tabaquismo e ingesta de alcohol. Presenta un síndrome ascítico edematoso de rápida progresión y consulta tras un tratamiento empírico inicial con diuréticos que no muestra mejoría.


Evaluación Clínica: El examen físico revela signos como ingurgitación yugular, matidez desplazable, y edemas bimaleolares, sin evidencia de hepatopatía crónica. Los hallazgos sugieren la posibilidad de una masa intratorácica o abdominal que podría estar obstruyendo el retorno venoso, posiblemente vinculada a una neoplasia.


Estudios Complementarios: La ecocardiografía revela una masa en la aurícula derecha compatible con un mixoma, mientras que la ecografía abdominal muestra una masa renal. La tomografía computarizada (TAC) confirma la presencia de un trombo de gran tamaño que involucra la vena cava inferior y la masa renal, sugiriendo un adenocarcinoma renal avanzado con extensión tumoral intravascular. La intervención quirúrgica multidisciplinaria es crucial para la resección del trombo y el manejo del adenocarcinoma renal, seguido de inmunoterapia como tratamiento adyuvante.


Conclusión


El enfoque diagnóstico en pacientes con sospecha de cáncer debe ser meticuloso y basado en la evaluación de riesgo, síntomas específicos o síndromes inespecíficos, y la realización de estudios de imagen y laboratorios dirigidos. La identificación temprana y el manejo adecuado de las neoplasias pueden mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.


Referencias


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Diagnóstico en Oncología: Utilidad de los Exámenes Complementarios


El diagnóstico en oncología se basa en una combinación de técnicas clínicas, estudios de imagen, y exámenes de laboratorio que permiten no solo la identificación de la neoplasia, sino también su clasificación, estadificación, y seguimiento. A continuación, se detalla el estado actual de la evidencia en relación con la utilidad de los exámenes complementarios en oncología.


1. Screening y Diagnóstico


Los exámenes complementarios desempeñan un papel crucial en el screening y diagnóstico del cáncer, especialmente en poblaciones de riesgo. El objetivo principal del screening es la detección temprana de cánceres antes de que se presenten síntomas clínicos, permitiendo intervenciones que pueden mejorar el pronóstico y la supervivencia.


- Colonofibroscopia: Como se mencionó anteriormente, la colonofibroscopia es una herramienta esencial en el screening del cáncer colorrectal en poblaciones asintomáticas mayores de 50 años. La evidencia respalda su uso para la detección y extirpación de pólipos adenomatosos, lo que reduce significativamente la incidencia y mortalidad del cáncer colorrectal .

  

- Mamografía: La mamografía sigue siendo el estándar de oro para el screening del cáncer de mama en mujeres a partir de los 40-50 años, dependiendo de las guías específicas. La detección de microcalcificaciones y masas en etapas tempranas a través de mamografía se asocia con una reducción significativa en la mortalidad por cáncer de mama .


- PSA (Antígeno Prostático Específico): La medición del PSA es utilizada para el screening del cáncer de próstata, aunque su uso es controvertido debido a la baja especificidad y los riesgos asociados con el sobretratamiento. La decisión de realizar el screening debe ser individualizada, considerando factores como la edad, antecedentes familiares y preferencias del paciente .


2. Lesión Primaria versus Secundaria


La identificación y caracterización de una lesión como primaria o secundaria (metastásica) es fundamental para el manejo del cáncer. Los estudios de imagen avanzados, como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética (RM), han mejorado la capacidad para distinguir entre lesiones primarias y metastásicas.


- PET/CT: La PET/CT es particularmente útil en la evaluación de cánceres que tienden a metastatizar temprano o de manera extensa, como el cáncer de pulmón y el linfoma. Este examen permite la evaluación metabólica de las lesiones, diferenciando entre tejido tumoral activo y necrosis, lo que es crucial para la planificación del tratamiento..


- Biopsia con Aguja Fina (BAF): La BAF, guiada por ecografía o tomografía, es una técnica mínimamente invasiva utilizada para obtener muestras de tejido de una lesión sospechosa cuando no es posible extraerla. La confirmación histológica sigue siendo el estándar para distinguir entre neoplasias primarias y metastásicas, y para determinar el subtipo tumoral .


3. Estadificación


La estadificación del cáncer es un paso crítico en la determinación del pronóstico y en la elección del tratamiento. La estadificación se basa en el sistema TNM (Tumor, Nódulos, Metástasis), que clasifica la extensión del tumor primario, la afectación de los ganglios linfáticos regionales, y la presencia de metástasis a distancia.


- Tomografía Computarizada (CT): La CT es ampliamente utilizada para la estadificación de muchos tipos de cáncer, incluyendo cáncer de pulmón, páncreas y colon. Es útil para evaluar el tamaño y la extensión local del tumor, así como para detectar metástasis a distancia en órganos como el hígado y los pulmones .


- Resonancia Magnética (RM): La RM es particularmente valiosa en la estadificación de cánceres en áreas anatómicamente complejas como el cerebro, la médula espinal y la pelvis. Además, es el método de elección para evaluar la extensión local del cáncer de próstata y el cáncer de recto .


4. Evolución y Seguimiento


El seguimiento de los pacientes oncológicos después del tratamiento es esencial para detectar recaídas tempranas y evaluar la respuesta al tratamiento. 


- Tomografía por Emisión de Positrones (PET): La PET es cada vez más utilizada en el seguimiento de ciertos cánceres, como el linfoma de Hodgkin, donde la presencia de actividad metabólica residual después del tratamiento puede indicar enfermedad residual o recaída .


- Ecografía: En cánceres como el de tiroides o mama, la ecografía es útil para la detección de recidivas locales o regionales, como nódulos tiroideos sospechosos o ganglios linfáticos axilares comprometidos .


5. Marcadores Tumorales


Los marcadores tumorales son sustancias, generalmente proteínas, que se encuentran elevadas en la sangre, orina o tejidos de algunos pacientes con cáncer. Aunque no son diagnósticos por sí solos, son útiles para el seguimiento y la evaluación de la respuesta al tratamiento.


- Antígeno Carcinoembrionario (CEA): El CEA es un marcador utilizado principalmente en el seguimiento del cáncer colorrectal. Su elevación postoperatoria puede ser indicativa de recaída .


- CA-125: El CA-125 es utilizado en el seguimiento del cáncer de ovario. Su medición periódica ayuda a detectar recurrencias en etapas tempranas .


Conclusión


Los exámenes complementarios en oncología tienen una utilidad multifacética, abarcando desde el screening y diagnóstico inicial hasta la estadificación y el seguimiento de la evolución del cáncer. La selección adecuada de estas pruebas, basada en la evidencia más reciente, es crucial para el manejo óptimo del paciente oncológico.


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Tratamiento en Oncología: Estrategias Terapéuticas y Abordaje Integral del Paciente


El tratamiento en oncología es multifacético y se personaliza según el tipo de cáncer, su estadio, las características biológicas del tumor, y las condiciones generales del paciente. Las modalidades terapéuticas incluyen tratamientos específicos dirigidos a la erradicación o control del tumor, así como tratamientos de soporte que buscan mejorar la calidad de vida y manejar las complicaciones derivadas tanto del cáncer como de su tratamiento.


Tratamiento Específico


Drogas Antineoplásicas: Quimioterapia


La quimioterapia se refiere al uso de medicamentos antineoplásicos que pueden ser administrados solos o en combinación con otras modalidades terapéuticas, como cirugía, radioterapia, inmunoterapia, terapias dirigidas, y hormonoterapia. Las drogas quimioterápicas se clasifican en diferentes categorías según su mecanismo de acción:


- Agentes Alquilantes: Estos incluyen fármacos como la ciclofosfamida y el cisplatino, que actúan formando enlaces cruzados con el ADN, lo que impide la replicación celular y promueve la apoptosis. Son ampliamente utilizados en el tratamiento de diversos tipos de cáncer, incluidos linfomas y carcinomas .


- Antibióticos Antitumorales: Como la doxorrubicina, estos fármacos interfieren con la síntesis de ADN y ARN, inhibiendo la proliferación de células cancerosas. Son esenciales en el tratamiento de cánceres hematológicos y sólidos .


- Antimetabolitos: Como el metotrexato y la 5-fluorouracilo, que interfieren con la síntesis de ADN al mimetizar o inhibir metabolitos celulares esenciales, bloqueando la proliferación tumoral. Son utilizados en el tratamiento de leucemias y cánceres gastrointestinales .


- Alcaloides Vegetales: Estos incluyen vincristina y paclitaxel, que inhiben la mitosis al interferir con la función de los microtúbulos, siendo eficaces en el tratamiento de cánceres de mama, pulmón y ovario .


La quimioterapia puede ser utilizada con diferentes fines terapéuticos, incluyendo la inducción, consolidación, neoadyuvancia, adyuvancia, terapia primaria o combinada, de mantenimiento y paliativa, dependiendo del objetivo terapéutico y el estadio de la enfermedad .


Terapia Dirigida


La terapia dirigida ha revolucionado el tratamiento oncológico en las últimas dos décadas. Esta modalidad terapéutica emplea fármacos diseñados para interferir con moléculas específicas implicadas en la carcinogénesis y progresión tumoral, como proteínas de señalización y receptores de crecimiento.


- Inhibidores de Tirosina Quinasa (TKIs): Son fármacos micromoleculares que bloquean la actividad de proteínas específicas, como el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) o el receptor de tirosina quinasa HER2. Ejemplos incluyen el imatinib, usado en leucemias mieloides crónicas, y el trastuzumab, empleado en cáncer de mama HER2 positivo .


- Anticuerpos Monoclonales: Como el bevacizumab, que inhibe la angiogénesis al bloquear el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), reduciendo así el suministro de sangre al tumor. Estos tratamientos han ampliado significativamente las opciones terapéuticas, especialmente en cánceres de difícil tratamiento como el cáncer de pulmón de células no pequeñas y el cáncer colorrectal .


El uso de terapias dirigidas no solo ha mejorado la eficacia del tratamiento, sino que también ha permitido la administración ambulatoria gracias a la disponibilidad de formulaciones orales, mejorando la calidad de vida de los pacientes .


Tumores Potencialmente Curables


El tratamiento de tumores potencialmente curables, como ciertos tipos de cáncer de mama, cáncer testicular y linfoma de Hodgkin, sigue protocolos específicos que combinan modalidades terapéuticas para maximizar la tasa de curación. Estos tratamientos suelen involucrar combinaciones de quimioterapia, cirugía y radioterapia, adaptados al estadio y la biología del tumor. La curación es posible en un número significativo de casos cuando se interviene en etapas tempranas con un tratamiento integral y basado en la evidencia .


Tratamiento de Sostén y Cuidados Paliativos


Cuidados Paliativos y Tratamiento del Dolor


Los cuidados paliativos son esenciales en el manejo de pacientes con cáncer avanzado, donde el objetivo es mejorar la calidad de vida mediante el alivio de síntomas y el apoyo emocional. El manejo del dolor es un componente central de los cuidados paliativos, dado que más del 70% de los pacientes con cáncer avanzado experimentan dolor en algún momento.


- Evaluación del Dolor: Una anamnesis minuciosa y una exploración física exhaustiva son fundamentales para identificar la mecánica y fisiopatología del dolor, lo que permite diseñar un plan de tratamiento efectivo. Se recomienda el uso de la escala analgésica de la OMS, que comienza con analgésicos no opioides, seguido de opioides débiles y fuertes, según la intensidad del dolor .


- Terapias Complementarias: Además del manejo farmacológico, se pueden emplear terapias complementarias como la fisioterapia, acupuntura y técnicas de relajación para mejorar el control del dolor .


Prevención y Tratamiento de Comorbilidades


Las comorbilidades son frecuentes en pacientes oncológicos, y su manejo integral es crucial para optimizar los resultados del tratamiento.


- Tromboembolismo* El cáncer aumenta el riesgo de tromboembolismo venoso, lo que requiere un enfoque proactivo en la profilaxis y el tratamiento. La heparina de bajo peso molecular es el tratamiento de elección para la prevención y manejo de tromboembolismo en pacientes oncológicos, aunque la duración del tratamiento debe ser individualizada .


- Depresión Reactiva: La depresión es común en pacientes con cáncer, y su tratamiento es vital para el bienestar general del paciente. El uso de antidepresivos, junto con el apoyo psicológico, puede mejorar significativamente la calidad de vida .


- Úlceras por Decúbito: La inmovilidad prolongada en pacientes con cáncer avanzado puede llevar al desarrollo de úlceras por decúbito. La prevención incluye cambios posturales frecuentes, el uso de superficies de apoyo especializadas y una adecuada nutrición. El tratamiento de las úlceras ya establecidas requiere un enfoque multidisciplinario que incluya el manejo de la herida, control de la infección, y, en algunos casos, intervención quirúrgica .


Conclusión


El tratamiento en oncología es un proceso complejo que requiere un enfoque multidisciplinario y personalizado para cada paciente. Las opciones terapéuticas, que van desde la quimioterapia hasta las terapias dirigidas, deben ser seleccionadas y ajustadas según la biología del tumor, el estadio de la enfermedad y las comorbilidades del paciente. Un manejo integral que incluya cuidados paliativos y la prevención de comorbilidades es esencial para optimizar la calidad de vida y los resultados clínicos.


Referencias


1. American Cancer Society. (2022). Chemotherapy Principles: An In-depth Discussion of the Techniques and Its Role in Cancer Treatment.

2. Rivera, E., & Gomez, H. (2010). Chemotherapy resistance in metastatic breast cancer: the evolving role of ixabepilone. *Breast Cancer Research*, 12(Suppl 2), S2.

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4. National Cancer Institute. (2023). Targeted Cancer Therapies. 

5. World Health Organization. (2018). WHO Guidelines for the Pharmacological and Radiotherapeutic Management of Cancer Pain in Adults and Adolescents.

6. Heit, J. A., Silverstein, M. D., Mohr, D. N., et al. (2000). Predictors of survival after deep vein thrombosis and pulmonary embolism: a population-based, cohort study. *Archives of Internal Medicine*, 160(6), 729-736.

7. Breitbart, W., Rosenfeld, B., Pessin, H., et al. (2015). Depression, hopelessness, and desire for hastened death in terminally ill patients with cancer. *Journal of the American Medical Association*, 284(22), 2907-2911.

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