EPOC
EPOC
Introducción
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) afecta a más de 2 millones de argentinos mayores de 40 años. Esta patología respiratoria crónica, prevenible y tratable, se caracteriza por una obstrucción bronquial crónica, que puede manifestarse con tos persistente, producción de moco y/o disnea progresiva, dificultando crecientemente la respiración.
Invierno
La temporada invernal representa un desafío particular para los pacientes con EPOC. El descenso de las temperaturas se asocia con un incremento en las consultas médicas, internaciones y complicaciones respiratorias. Este aumento en la incidencia de exacerbaciones durante el invierno se atribuye a diversos factores.
La EPOC, al ser una enfermedad crónica que obstruye las vías respiratorias y compromete los alvéolos donde se realiza la hematosis, hace que los pacientes sean más vulnerables a infecciones respiratorias y condiciones ambientales adversas durante el invierno. La combinación de aire frío, calefacción inadecuada y la circulación de patógenos convierte esta estación en un período crítico para la salud pulmonar.
Infecciones
La exposición prolongada a agentes irritantes, principalmente el humo del tabaco, es la causa principal de la EPOC. Las bajas temperaturas pueden agravar los síntomas en pacientes ya diagnosticados, ya que el aire frío induce una contracción de las vías respiratorias que intensifica la disnea.
Las infecciones virales y bacterianas son una de las principales causas de exacerbaciones en pacientes con EPOC. Durante el invierno, se observa un aumento en la circulación de virus como la gripe, el coronavirus y el virus sincicial respiratorio (VSR), así como de bacterias que pueden desencadenar neumonías. Estos cuadros agudizan la enfermedad de base y pueden conducir a una crisis respiratoria aguda que requiera internación.
Recomendaciones
Por ello, es fundamental que las personas con EPOC reciban anualmente la vacuna antigripal, así como la vacuna contra el neumococo, contra COVID-19, herpes zóster, virus sincicial respiratorio y el refuerzo de la vacuna doble adultos.
Es imperativo no demorar la consulta médica ante síntomas sutiles de exacerbación. Un aumento en la dificultad para respirar, una tos más frecuente o cambios en las secreciones son signos que demandan atención. Podría tratarse de una exacerbación —un episodio agudo de empeoramiento de los síntomas— que, de no ser tratada oportunamente, puede derivar en complicaciones graves.
La permanencia en ambientes cerrados y mal ventilados también conlleva riesgos, ya que aumenta la concentración de contaminantes del aire interior, como dióxido de carbono o monóxido, y facilita la propagación de virus respiratorios. La ventilación diaria, incluso en climas fríos, es crucial. La recomendación internacional es la ventilación cruzada (apertura de puertas y ventanas opuestas) tres veces al día, durante cinco minutos, manteniendo la temperatura del ambiente entre 20 y 24 grados. Adicionalmente, se aconseja la actividad física regular de 3 a 5 veces por semana, durante 30 minutos, eligiendo en invierno las horas del mediodía o primera parte de la tarde, para contrarrestar la pérdida de masa muscular asociada al sedentarismo y el confinamiento.
Prevención
Existen múltiples estrategias de prevención. Además de adherirse al tratamiento indicado, es importante evitar aglomeraciones en lugares cerrados y poco ventilados, utilizar mascarillas en contacto con personas con tos, lavarse las manos frecuentemente y tener aplicadas todas las vacunas recomendadas. Asimismo, es esencial desarrollar un plan de acción que incluya pautas claras sobre cuándo y cómo actuar ante un empeoramiento de los síntomas.
Mantenerse alerta y reforzar las medidas de cuidado durante el invierno puede marcar una diferencia significativa. La prevención y el tratamiento oportuno constituyen nuestras mejores herramientas.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo para desarrollar EPOC son el tabaquismo (activo o previo) y la exposición prolongada a polvo, humo o gases tóxicos (como la cocción con leña o desechos). Esta enfermedad conlleva un aumento del ausentismo laboral, disminuye la productividad y los ingresos. De hecho, el 40% de los pacientes con EPOC se ven obligados a reducir su jornada laboral o a cesar completamente su actividad.
No resignarse
Es crucial identificar los síntomas que pueden orientar hacia el diagnóstico de EPOC, dado que un alto porcentaje de pacientes (casi el 80% de los casos) desconocen su condición y no reciben un tratamiento adecuado. La tos persistente, la sensación de falta de aire o la fatiga no deben considerarse normales. No es aceptable resignarse a vivir con limitaciones para subir escaleras o caminar unas pocas cuadras. Es el momento de consultar al médico y buscar soluciones para recuperar la autonomía y mejorar la calidad de vida.
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